Policíaca
Muere José Armando Torres, quien estuvo 28 años preso por un crimen que no cometió.

José Armando Torres Rivera, quien cumplió 28 largos años de prisión por un crimen que no cometió y del que fue no fue definitivamente exonerado hasta hace apenas un año, falleció este domingo de causas naturales, informó su abogada, Iris Yaritza Rosario.
Torres Rivera, de 49 años, estuvo preso desde que tenía 17 años en 1990 hasta enero de 2019, cuando salió en libertad bajo palabra. Los cargos por los que pasó la mayor parte de su vida preso le fueron desestimados el 14 de diciembre del año pasado.
El exconfinado comenzó a confrontar graves problemas de salud apenas salió de prisión, como consecuencia del larguísimo, e injusto encierro.
Torres Rivera tenía 17 años cuando fue encarcelado en octubre de 1990 tras ser señalado como uno de sus atacantes por una joven de 20 años que, en agosto del mismo año, había sido secuestrada por tres hombres de su casa en el barrio San José, de San Juan, y llevada a un paraje solitario cerca de la Base Muñiz en Carolina, donde fue salvajemente ultrajada y sometida a innombrables vejaciones.
La joven identificó a Torres Rivera en una rueda de confrontación el 16 de octubre de 1990. Desde ese mismo día, estuvo preso hasta enero del 2019. En mayo de 1991, la entonces jueza Crisanta González lo sentenció a 224 años de cárcel.
Desde el primer momento, hubo serias dudas de su culpabilidad. La identificación estuvo viciada, porque la agente a cargo del caso, Carmen Quiñones, pidió a los participantes en la rueda de confrontación y la víctima sabía el nombre Torres Rivera, quien vivía en su mismo barrio.
Además, dos coautores confesos del crimen, dijeron que Torres Rivera no había participado en la fechoría y señalaron a un tercer participante que nunca fue investigado ni acusado, pero que eventualmente fue convicto varias veces de otros crímenes sexuales, incluida una violación ocurrida en Caparra Terrace, San Juan, en 1991. Ese hombre está hoy preso en Florida por un crimen sexual cometido en aquella jurisdicción.
Uno de los coautores confesos, Fabián Rivera Rivera, un primo de Torres Rivera que se declaró culpable sin ir a juicio, sigue preso por este crimen. El otro coautor confeso tampoco fue investigado.
Todas esas incongruencias estuvieron planteadas por años en distintos foros judiciales, incluyendo el Tribunal Supremo, que tuvo diversos aspectos del caso ante su consideración, sin que nadie se percatara de la injusticia. Torres Rivera, quien tenía educación solo de sexto grado y nunca se resignó a estar preso siendo inocente, presentó por su cuenta más de 50 mociones ante la corte. Ningún foro judicial quiso arreglar la injusticia.
El 14 de diciembre del año pasado, en una sesión en que abundaron lágrimas de alegría y de emoción, incluso del fiscal a cargo, Yamil Juarbe, el juez Jorge Toledo Reyna le archivó los cargos, lo cual dejó a Torres Rivera libre de toda culpa y sospecha por primera vez desde 1990.