Estados Unidos encendió las alarmas internacionales tras divulgar una investigación demoledora que expone, con pruebas y testimonios directos, el colapso acelerado de las libertades bajo la dictadura sandinista. Washington advierte que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ejecuta un patrón “profundamente preocupante” de abusos sistemáticos contra los derechos humanos, la libertad religiosa y el Estado de derecho en Nicaragua.
El informe, difundido por la Embajada de Estados Unidos en Managua, revela cómo el régimen ha cerrado, incautado y confiscado ilegalmente propiedades de instituciones religiosas, incluidas iglesias estadounidenses, como parte de una ofensiva para silenciar cualquier voz crítica. Las restricciones al espacio cívico, la persecución a líderes comunitarios y el hostigamiento a organizaciones sociales forman parte del escenario documentado.
Uno de los testimonios más impactantes describe cómo ciudadanos salen de sus hogares por pocos días y, sin previo aviso, el régimen les impide regresar a su propio país, separándolos de sus hijos, esposos, padres y familias por una decisión completamente arbitraria.
La investigación también confirma el cierre forzoso y la confiscación de instituciones educativas y religiosas, incluida la Universidad Centroamericana (UCA), dirigida por los jesuitas, un hecho que generó conmoción internacional.
Washington advierte que esta represión no es aislada ni accidental, sino parte de un esquema deliberado para consolidar el control absoluto del país, eliminando la independencia institucional y aplastando toda manifestación de libertad.
Estados Unidos concluye que lo que ocurre en Nicaragua debe encender las alarmas del mundo, porque el nivel de arbitrariedad y abuso documentado alcanza dimensiones alarmantes para toda la región.
